Vive en constante soledad, rodeado/a de sueños e historias contadas por otros. Anhela el orden absoluto rozando al campo de lo maniático. Trabaja en silencio buscando un bien para el resto de la comunidad. Disfruta de lo que hace, siente que los libros son importantes y los respeta al máximo. No entiende de descansos. Es comprometido/a, sistemático/a y minucioso/a con su labor. Tiende a cambiar los libros de estantería y a ordenarlos atendiendo a distintos criterios. Contempla su creación desde la distancia, sólo quiere trasladar ilusión a todos los que pisan su morada sagrada. Le cuesta dejarse ayudar. Prefiere hablar directamente con cada libro y escuchar las necesidades particulares de la individualidad. Habla en códigos raros atendiendo a la CPU. Sabe de descriptores, ISBN, depósitos legales, tejuelos, catalogaciones y términos que desde afuera suenan bastante mal. El bibliotecario es una especie a extinguir, un sujeto extraño que encuentra su sitio rodeado de criaturas que duermen en baldas pero resultan ser de un verbo fácil. Levanta grandes pesos en los expurgos, luchando con mohos, polvos y suciedades. En definitiva una figura indispensable para el futuro de la sociedad actual.
Exposición sobre Julio Camarena
Hace 1 semana
Hay que dejarse ayudar...
ResponderEliminarUn abrazo