El genio creativo que llevamos dentro

Daniel Nesquens es el artista de lo cotidiano. Es capaz de coger un sonido, una imagen o un acontecimiento que para muchos mortales pasaría inadvertido y lo convierte en una historia maravillosa. Le da dos vueltas y lo lanza al aire como la masa de una pizza; lo pone del revés, lo aleja de la lógica y construye relatos asombrosos que cada uno de nosotros desearía haber descubierto y escrito.

Pero para escribir, antes hay que saber cómo hacerlo. Y qué mejor que traerlo para el cole y que nos explique, él mismo, cómo se hace eso. 

Así lo hemos hecho. Hoy hemos tenido un maestro de lujo. Daniel Nesquens ha transmitido sus trucos más secretos a los alumnos de tercer ciclo del CRA ORBA. Desde cómo hacer que te vengan ideas a la cabeza hasta cómo ordenar esas ideas para que tengan un sentido dentro de la historia.

¿Y cómo invocar a las ideas para que desfilen delante de nosotros y poder tener un motivo para escribir? Según Daniel, cada uno puede tener su manera, pero a él le funciona rascarse la cabeza. Cuenta que en cierta ocasión estaba buscando ideas por la calle, rasca que te rasca, cuando una señora le dijo: "¡Nesquens, que tienes una idea ahí, en ese lado de la cabeza!! Y es que hay veces que te tienen que avisar. Otra manera de conseguir una buena idea, ha explicado el escritor, es fijándose en todo lo que tenemos alrededor. La cosa más pequeña, el gesto más inadvertido pueden ser fuente de grandísimas historias. Luego, bastará con tener un pensamiento un poco loco, desatarse la cadena que nos une a la lógica, lanzarse a volar y comenzar a imaginar cosas increíbles. "Es lo bueno que tiene escribir", ha dicho, "que todo puede suceder si tú lo escribes".

Por eso hace falta dar rienda suelta a la creatividad, al pensamiento surrealista y atrevido. Hace falta mirar las cosas de otra manera, de la forma en la que sólo los niños son capaces de verlas con naturalidad. No sólo de duendes, gnomos y elfos vive la fantasía. También de sillas que se desperezan para, luego, dar tres vueltas y tumbarse sobre ellas mismas; o de antifaces hechos de rosquillas de chocolate. Todas estas cosas que tan rara vez salen en los libros que tenemos que estudiar, hoy las hemos vivido y ya son parte de nuestro genio creativo que llevamos dentro.